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Copia todo lo que puedas

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5 aprendizajes que te llevas de este episodio:

  • Contraste entre la creación de ideas y la liquidación de tareas automatizadas.
  • Impacto de la inteligencia artificial en la forma de trabajar y aprender.
  • La importancia del análisis profundo y la revisión en el proceso creativo.
  • El valor de la autenticidad y la marca personal frente a soluciones automatizadas.
  • La necesidad de equilibrar eficiencia operativa con el riesgo de perder el pensamiento crítico.

La creación versus la liquidación en la era digital

La transformación del trabajo y el pensamiento se nota cada día en el ámbito digital. Lo que antes era una tarea laboriosa y personal, hoy se simplifica en muchas ocasiones al confiar en soluciones rápidas y automatizadas. Sin embargo, la aproximación a los problemas desde la perspectiva de la creación y la exploración intelectual sigue teniendo un valor inestimable.

El contraste entre crear y liquidar

El trabajo de crear implica transformar ideas vagas en expresiones concretas. Se trata de un proceso de reflexión en el que cada palabra, cada línea de código y cada comentario construyen un conocimiento más profundo. Durante este proceso, las ideas iniciales se ven sometidas a una especie de “prueba severa”, en la que se ponen a prueba y se reestructuran. La experiencia nos muestra que sin tener que pasar por este ejercicio de elaboración, muchas ideas permanecen incompletas o ingenuas.

Por otro lado, la liquidación de tareas es un modo de actuar orientado a completar procesos de manera rápida. Se busca simplemente dejar prevista la documentación, rellenar formularios o copiar y pegar fragments que, en primera instancia, nos permiten avanzar sin detenernos en el proceso creativo. Esta tendencia se ha intensificado con la popularización de la inteligencia artificial y otras herramientas automatizadas. Así, aspectos importantes del trabajo de un creador se pierden en el afán por resolver obstáculos de la forma más inmediata.

Entre las ventajas de la liquidación encontramos:

  • Ahorro de tiempo en procesos repetitivos.
  • Reducción de la necesidad de reinventar soluciones ya conocidas.
  • Rapidez en la obtención de resultados temporales.

Sin embargo, al centrarnos exclusivamente en “liquidar” tareas corremos el riesgo de sacrificar la curación profunda que da paso a ideas más robustas y únicas.

La creatividad en tiempos de automatización

En un entorno en el que tecleamos y buscamos soluciones en la gran base de conocimientos digital —donde, por ejemplo, Stack Overflow fue durante años la referencia fundamental— el proceso de copiar soluciones ha quedado en manos de la tecnología. Hoy, la IA generativa nos ofrece respuestas casi a la medida de cada consulta. Esto suena prometedor, pero plantea una inquietud: ¿qué ocurre cuando nos quedamos cómodos con respuestas prediseñadas?

A veces se llega a una falsa sensación de seguridad. Como se menciona literalmente en una ocasión muy reveladora:
“copia todo lo que puedas, porque copiar es bueno.”

Esta cita resume un doble filo. Por un lado, copiar puede darnos un punto de partida, activar procesos de pensamiento lateral y desencadenar ideas secundarias. Por otro, si se convierte en un hábito dominante, nos impide profundizar en la problemática y, sobre todo, en entender por qué la solución funciona en primer lugar.

El riesgo es que la inmediatez nos lleve a descuidar el análisis y la reflexión profunda. En el fondo, la innovación y el progreso surgen cuando nos atrevemos a cuestionar y explorar, más allá de simplemente replicar modelos o resultados. La copia, en sí misma, es una herramienta; su valor depende de si se emplea para aprender y luego adaptar el conocimiento a nuestros propios contextos.

La era de la marca personal: autenticidad en cada trazo

El auge de la tecnología ha permitido que muchos se inspiren en la eficiencia de la automatización, pero también ha mostrado la importancia de la autenticidad y la marca personal. La voz humana y la construcción personal de un argumento trasciende lo que una simple máquina puede generar. El encanto reside en el detalle, en la pasión comprimida en cada párrafo y en esa capacidad de descubrir matices desde el conocimiento acumulado.

Comparar un contenido generado íntegramente por inteligencia artificial con una producción que lleva el sello personal de su autor es inevitable. La humanidad de la experiencia, el “brillo” de una historia vivida y la capacidad de conectar con el lector son elementos que aún la IA no puede replicar en su totalidad. Se percibe una revolución en la forma de compartir ideas:

  • La personalización en la exposición de pensamientos.
  • La incorporación de anécdotas y contextos culturales.
  • La sensibilidad que nace de la imperfección y la reflexión crítica.

Tomar el camino de la creación, a pesar de ser más arduo, otorga la posibilidad de alcanzar niveles de entendimiento que ninguna solución prearmada puede ofrecer. Esto es particularmente relevante en áreas como la programación y el desarrollo de ideas, donde la experimentación y el error son puertas abiertas al descubrimiento.

El dilema del trabajo en equipo entre el humano y la máquina

Ningún proceso es absoluto. La integración de las tecnologías emergentes con la creatividad personal abre un espacio que, paradójicamente, nos fuerza a reconsiderar lo que verdaderamente significa “trabajar”. Se tiende a delegar tareas repetitivas en la automatización para liberarnos y enfocar nuestros esfuerzos en lo que realmente importa: la creación y el análisis profundo.

Una reflexión importante es: ¿cómo podemos crear si cada vez delegamos más? La respuesta radica en balancear la capacidad de generar soluciones inmediatas con la disciplina que supone explorar en profundidad las ideas. Al final, el juicio humano, adquirido con el esfuerzo de exponer nuestras ideas a la crítica, es lo que define la calidad y el valor del producto final.

Este equilibrio se puede describir en algunas acciones concretas:

  • Dedicar tiempo específicamente a reflexionar y reescribir ideas, en lugar de conformarse con la primera versión.
  • Utilizar la automatización para gestionar tareas operativas y dejar el complejo arte de la creación para momentos de profunda concentración.
  • Adoptar un enfoque iterativo: generar, revisar, corregir y enriquecer el contenido para obtener un conocimiento más robusto.

Es como si, en el proceso de batalla contra la inmediatez, se tuviera que elegir entre rendirse a la comodidad de lo fácil o desafiarse a uno mismo para construir algo verdadero y valioso.

La experiencia personal en la era digital

En las últimas décadas, la forma en la que trabajamos y aprendemos se ha transformado. Recuerdo que en un tiempo, para resolver una duda en la programación, se confiaba en consultar foros y buscar manualmente entre un sinfín de soluciones. La evolución de la tecnología ha quedado patente en cada paso dado, y la transición hacia el uso de la IA en tareas de asistencia es solo un ejemplo de ello.

La clave es no dejarse llevar por la inmediatez, sino reconocer que cada proceso de copia y automatización puede ser simplemente una herramienta de aprendizaje. Solo copiando se puede llegar a nuevas ideas siempre y cuando se revise, adapte y, por encima de todo, se comprenda el porqué de cada solución encontrada.

La tensión entre el deseo de crear y la necesidad de liquidar tareas cotidianas se vive en muchos campos, desde la escritura y la programación hasta la comunicación diaria. El reto no es elegir uno u otro, sino encontrar la manera de integrarlos. Esto permite que el trabajo resulte no solo una mera actividad realizada, sino una fuente constante de crecimiento y descubrimiento personal.

La idea de la “prueba de la escritura” aplicada a la creación digital

Lo que hacemos al escribir y estructurar nuestras ideas es similar a lo que se experimenta al diagnosticar y corregir cualquier proceso fuera de lo automático. Se construyen puentes entre pensamientos incompletos y se descubren matices que, de otra forma, quedarían ocultos. En este sentido, la escritura se convierte en un laboratorio donde se prueba, se refina y se valida la propia concepción de un problema o de una solución.

Este proceso tiene demasiadas analogías útiles:

  • El acto de reescribir es comparable a ajustar un algoritmo hasta que funcione de forma óptima.
  • La revisión y corrección es similar a la depuración de un código que no cumple con las expectativas.
  • La iteración constante es, en esencia, el campo en el que la creatividad demuestra su verdadero potencial.

Cada modificación implica un acto de compromiso con la calidad y una minoración de la inercia que suele venir con la automatización. Es esa lucha constante la que alimenta el verdadero progreso y en la que cada error se convierte en una oportunidad de aprender y mejorar.

La urgencia de encontrar el balance

A medida que avanzamos en este siglo de cambios tecnológicos vertiginosos, se hace indispensable buscar el balance entre el uso de herramientas automatizadas y la preservación de la capacidad de pensar críticamente. Este balance se traduce en:

  • Reconocer el valor inherente de tomar el tiempo necesario para profundizar en las ideas.
  • Aceptar que la comodidad que ofrece la tecnología no debe sustituir la experiencia de aprender por uno mismo.
  • Entender que la delegación de tareas repetitivas es sensata solo cuando no se compromete la capacidad de innovar.

El camino no es sencillo, pero es esencial si queremos que la innovación no se convierta en una simple reproducción de patrones preexistentes. La verdadera creatividad implica riesgo, iteración y la convicción de que cada palabra y cada línea de pensamiento pueden ser pulidas hasta alcanzar la máxima claridad.

En un mundo lleno de automatizaciones y atajos, la esencia de la creación se alza como un recordatorio de que en la transformación de ideas nacen las mayores revoluciones. La mente humana, a través de su necesidad innata de perfeccionarse, nos impulsa a no conformarnos con respuestas “listas”. La historia del intelecto y la innovación ha sido siempre una historia de tensiones: entre lo que se automatiza y lo que se crea a pulso.

Quien se atreva a invertir el esfuerzo en la creación, a releer y cuestionar cada palabra, no solo enriquece su conocimiento, sino que también contribuye a la evolución del pensamiento colectivo, permitiendo que la tecnología se convierta en una aliada, y no en un sustituto, del genuino ejercicio mental.

Todas las notas del programa están aquí.

La encuesta

En este episodio:

  1. Por qué copiar código es beneficioso y genera “pensamientos secundarios” que no obtienes fácilmente con la IA
  2. La diferencia entre “crear” y “liquidar” tareas en el desarrollo de software actual
  3. Cómo la IA genera un “sesgo de confianza” que puede hacernos menos críticos con las soluciones
  4. Una interesante analogía sobre la copia creativa basada en los engaños militares de la Segunda Guerra Mundial
  5. Reflexiones sobre el “brillo personal” que falta en los contenidos generados 100% por IA

WR | WR307

Escrito por:

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Daniel Primo

CEO en pantuflas de Web Reactiva. Programador y formador en tecnologías que cambian el mundo y a las personas. Activo en linkedin, en substack y canal @webreactiva en telegram
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